lunes, 6 de abril de 2015

¿Por qué se cae el cabello?


Sólo aquel que pierde el cabello advierte que el problema excede a la mera preocupación estética y repercute sobre la propia autoestima. Aunque a la hora de buscar “culpables” de la caída capilar, el principal pareciera ser el árbol genealógico: el 95-99% de los casos en hombres puede atribuirse a la llamada alopecía androgenética o hereditaria, el mismo fenómeno responsable de la prominente calvicie de los padres, tíos o abuelos. “Puede empezar a cualquier edad, incluso en la adolescencia”, informa el Centro de Información de Caída del Cabello de Estados Unidos y Canadá. A los 30 años afecta a un tercio de los hombres, y a los 50 a la mitad. Suele comenzar en las zonas laterales, cerca de la parte frontal, o bien irradiar hacia atrás desde la parte superior de la cabeza.

El cirujano plástico argentino Nicolás Lusicic, especialista en restauración capilar, señala que en la alopecia de causa hereditaria confluyen la acción de las hormonas masculinas -andrógenos- y un territorio capilar predispuesto por designios del ADN. “Los andrógenos aceleran la caída sólo de aquellos cabellos que están genéticamente destinados”, destaca. Esta circunstancia es irreversible (viene codificada en el patrón hereditario de cada persona) y no se evita mejorando la irrigación de la zona ni usando suplementos con vitaminas o aminoácidos. “Una vez que el pelo se cayó, no hay manera de que se vuelva a generar un bulbo”, agrega Lusicic, quien es miembro de la World Hair Society y dirige el Instituto Hair Recovery Argentina de microtransplante capilar, en Buenos Aires.



Un enemigo interior
El proceso hereditario de caída del cabello se dispara y propaga en forma lenta y sostenida, aunque los pacientes sólo lo advierten cuando el debilitamiento capilar es manifiesto. “Me di cuenta que el peluquero tardaba cada vez menos en cortarme el pelo”, comenta Sergio B., un empleado bancario de 33 años.
Bajo la lupa, la historia comienza antes. Las hormonas masculinas actúan fundamentalmente sobre aquellos folículos o raíces que -en la porción superior o lateral de la cabeza, en personas con antecedentes familiares- tienen mayor cantidad de receptores específicos al DHT. Según informa el dermatólogo australiano Rodney Sinclair en el “British Medical Journal”, el DHT es un derivado activo de la testosterona que favorece la fase de caída del cabello (telofase) en desmedro de la de crecimiento (anafase). La sustancia se transforma así en un verdadero enemigo interior de la imagen, implacable, y sobre el que pretenden actuar con éxito variable algunos medicamentos contra la alopecía.

En las mujeres, este tipo de calvicie puede verificarse cuando hay severas fluctuaciones hormonales: al comenzar o interrumpir el uso de anticonceptivos, al inicio del embarazo después del parto, o durante el climaterio.

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